Sobre la Obra

Sinopsis:   Estragón y Vladimir son dos personajes varados en un camino. Esperando a un “alguien” o un “algo” llamado Godot. Ambos personajes están al límite a su manera particular, son presas de la angustia, el aburrimiento y una falsa esperanza a la que se aferran impetuosamente. El tiempo transcurre lenta y pesadamente siendo solo un poco menos imperceptible con la entrada de dos personajes móviles: Pozzo, amo explotador que pretende valerse de aquellos que no se defienden, y Lucky, su esclavo, que obedece a Pozzo ciegamente aún en las fronteras de su resistencia. Existe la intervención de un quinto personaje, un muchacho enviado por Godot que sembrará ardientes dudas y pálidas esperanzas en los corazones de Estragón y Vladimir.

 

 

LA OBRA    

por Santiago Rodriguez

Esta obra del teatro del absurdo, escrita por el dramaturgo de origen irlandés Samuel Beckett cuenta la historia de dos hombres que al parecer son vagabundos y que se encuentran en un camino en el que existe un árbol y cuyo paisaje desolado lo constituye una luna. Los personajes básicamente lo que hacen es esperar a “alguien” llamado Godot durante toda la trama en la que aparecen dos personajes más que representan los roles de un amo y un esclavo. Esta misma secuencia narrativa se repite dos veces y que tal vez sea una constante que no acabe nunca.

Se sabe que el teatro  se constituye como un lugar de creación en el que confluyen varios lenguajes: lingüístico, visual y auditivo, y que se fundamenta en imágenes que cobran vida en un devenir del tiempo y del espacio para la construcción de un relato. El presente análisis por tanto se va a basar sobre todo en el trabajo del dramaturgo, es decir el texto, como punto de partida para la creación y reflexión de una posible puesta en escena posterior. Un ensayo previo que devele el mundo temático de la obra alrededor del cual se pueda desentrañar el universo de la misma. Y que se constituya en el umbral de salida hacia una conciencia de intencionalidad que los creadores escénicos no deben dejar de observar al empezar a trabajar en la parte creativa que les corresponde en el quehacer escénico: el mundo de las acciones. Sustentando así lo intrincado del sistema de relaciones y lenguajes que es el espectáculo teatral en cuanto un todo orgánico.

Es en este sentido que cabe un primer análisis desde el punto de vista de Mijail Bajtín que da cuenta de la complejidad de un texto narrativo como es la novela; y que en el caso del texto dramático, cuyo basamento es sobre todo el diálogo de los personajes, también es el referente lingüístico que se toma como lugar de salida en la comprensión de un texto.

Esta idea de plurilingüismo que menciona Bajtínen la que se habla de una serie de universos como enunciados vivos cabe perfectamente para el desentrañamiento de un texto dramático. Cada uno de estos universos viene cargado de un mundo específico en el que se condensan existencias, creencias e ideologías, que a la vez se constituyen en la síntesis  de procesos históricos del signo personaje y de la intencionalidad del autor y sus contextos.

Las palabrasentonces al indicar y comentar las prácticas sociales de una época, un grupo social e incluso de cada día muestran el pensar y el sentir que les acontecía en; y de sus transformaciones.

Si se habla del carácter dialógico del enunciado podemos referirnos a nuestro texto de análisis “Esperando a Godot” como la obra de arte en la que se puede observar a través de los diálogos de los cinco personajes que aparecen en la trama algunos temas que sugieren interpretaciones de la época, de un tipo de estructura social y de un asumir el cada día de una manera determinada.

Qué se puede deducir de personajes que dialogan alrededor de un tema central que es la espera. ¿Es acaso esto el síntoma de una época que ha perdido la fe en el fundamento de la razón? O ¿Es una crítica al instrumentalismo de la razón como justificación de un sistema que solo visibiliza al poder como punto de sentido de las relaciones del hombre consigo mismo y con el mundo?

Será posible decir entonces que la espera de un Godot es la esperanza de una sociedad que apela a la razón de una modernidad que definitivamente rompe con el fundamento cristiano, pero que tampoco encuentra salida en sus propios fundamentos. Es que estamos hablando de un contexto de posguerras y de un avance científico significativo que es sí mismo contiene una serie de contradicciones.  Una sociedad que ve el avance de su época pero que no logra comprender el horror del uso del fruto de su razón al servicio de los intereses más mezquinos. El hombre que ha decidido tomar definitivamente el lugar del “Dios” al que derrocara en su lucha contra la doctrina y el poder de la religión, colocándose en su lugar. Erigiéndose en el todopoderoso capaz de crear lo inimaginable tanto para cumplir con la oferta de su proyecto de modernidad de controlar la naturaleza con la finalidad de librarse de su amenazante poder y pacer por esta tierra tranquilo y con un nivel de vida más amable para la frágil especie humana.  Pero de esas manos no solamente sale lo mejor sino también lo peor, desviando su propósito y convirtiendo su poder en la herramienta a través de la cual ha decidido acabar con todo cuanto se ponga en contra de  sus “justificadas” razones genocidas.Es este por tanto un período de gran contradicción en el que el ser humano obviamente ha perdido el norte que la modernidad le prometiera y se encuentra ahora sin fundamentos en los cuales sostener su sentido de existencia. ¿Qué tiene entonces que hacer para encontrar el sentido de vida perdido?¿Sentándose a esperar lo que se sabe que no va a llegar, pero esperando de todos modos? ¿Fingir? De esto tal vez se desprenda una actitud cínica propia de la época. La pretensión de creer en un algo para no caer en el absoluto vacío, y aparentar que el horror del fracaso no existe para continuar viviendo.

El tránsito de los personajes de Esperando a Godot durante la trama dan cuenta de seres que pretenden o desean pretender para poder ser. Y este ser se convierte posiblemente en vivir el devenir el tiempo sin una idea de pasado ni futuro, siendo tal vez hombres de del aquí y el ahora, pero profundamente angustiados y cínicos pues no se les ha caído la máscara.

¿No hay acaso algo más absurdo que pretender frente a lo evidente?Es así que la estancia de los personajes en la situación de espera perpetua en la que viven se vuelve en sí misma un absurdo.

La obra nos habla también de dos grupos sociales claramente demarcados: los vagabundos, el esclavo y el muchacho por un lado y el amo por el otro.

Los diálogos nos ubican en el universo de estas clases sociales a las que les corresponde un asumirse en el estatus que se ha determinado para cada una de ellas. No sin contarnos también del día a día que acontece en el tiempo de la trama de los personajes e incluso del paso de un momento a otro. Todo esto nos va develando una serie de características de los personajes que dan idea de quiénes son.

De los textos que salen de boca de los personajes de la obra se puede observar un plurilingüismo que narra una serie de contextos tanto del plano de lo imaginario como de la realidad de una sensibilidad de una época.

Es necesario tener en cuenta otra consideración teórica que fundamente este análisis: la idea de imagen en el teatro. Que como todas las artes se fundamenta para su escritura  en dichas imágenes. Lo que significa que hay un proceso de concepción de las mismas, por lo tanto un punto de vista y una intencionalidad, que culminarán en una obra. También nos vamos a topar con otro momento que tiene que ver con el encuentro de esta obra con el público. En esta dinámica que a primera vista parece simple es necesario tener en cuenta una serie de elementos que son los que marcan definitivamente esta relación artista/obra-público.

Cuando hablamos de arte escénico como ya se ha mencionado al comienzo del ensayo nos remitirnos a la complejidad que este presenta en cuanto a la construcción de imágenes. Puesto que hablamos de la confluencia de varios lenguajes.

Esta consideración acerca de lo visual en el teatro como parte de sus lenguajes discursivos se hace necesaria para hablar de las imágenes que presenta la obra Esperando a Godot. Y que para el análisis de este aspecto nos podemos valer de una lectura desde la idea de utensilio que menciona Heideger; como lugar de creación de un mundo que saca de lo cotidiano y de des-ocultamiento como forma artística.

Cabe entonces plantear que los personajes y el lugar en el que se desarrolla la acción son un buen punto de partida para adentrarnos desde algunas ideas del pensamiento propuesto por el pensador citado; en búsqueda de otras comprensiones y nuevos sentidos para adentrarnos en posibles lecturas de la obra y así mismo en una escrituras escénica que pueda estar acorde con un contexto actual.

Podemos ver por tanto que Beckett coloca un par de vagabundos como protagonistas en su obra, como una imagen tomada de la cotidianidad y que forma parte del paisaje al que desgraciadamente nos hemos ido acostumbrando sin reparar mucho en ello.

Es una realidad que la vemos todos los días tanto en países pobres como ricos. Son personajes que se los encuentra en cualquier lugar de la urbe. Y de los que la sociedad no se pregunta en absoluto.

Sea como fuere el vagabundo que en términos del análisis de los presupuestos de Heideger vendría a equivaler a una suerte de objeto-cosa desechada. O visto de otra manera, de un ser humano desechable, que ya no es más visibilizado puesto que perdió su status de ente productivo. O sea, ha perdido su utilidad pragmática de “utensilio” para el sistema capitalista.

Beckett entonces des-oculta esta imagen, con lo cual nos muestra una verdad que el sistema niega y comienza a desentrañar un mundo desconocido e invisible.

Este drama del absurdo cuenta de los deseos, preocupaciones, contradicciones, formas de relacionarse, etc. que muestran la vida de un ser humano como cualquier otro, que en definitiva no ha pasado a ser una cosa como se pretende hacerle aparecer, sino que es la parte que la lógica perversa del sistema quiere membretar en su afán de deshacerse de lo que no responde a su sentido institucionalizado que rechaza cualquier forma que no forme parte de su estructura.

En cuanto al camino y al paisaje desolado en que se describe la única presencia de un árbol se puede pensar que se trate de una metáfora de la vida. Tenemos al camino como una idea del devenir del ser humano, en el que los personajes al aparecer en el lugar del desarrollo de los hechos, lo hacen siempre con la acción de llegar desde uno de los lados de este camino. Lo que da a entender que vienen de algún lugar, aunque no se sepa con certeza cuales son las características del mismo. En todo caso existe un antecedente común o pasado compartido del cual se sabe que llegan, que es lo que le proporciona una cierta lógica a la historia de los personajes.

Sin embargo los protagonistas quedan suspendidos en este camino o especie de limbo del que no se moverán durante los dos momentos que tiene la trama de la historia, por la idea de que un tal Godot que no se sabe a ciencia cierta de quién se trata, llegará en cualquier instante. Tampoco se conoce qué es lo que se espera de este sujeto desconocido. Pero que en todo caso se presume por cómo se habla de él, que es alguien sumamente importante.

De otro lado tenemos al personaje del amo y al del esclavo que son una especie de dicotomía en cuanto a la lógica histórica puesto que en la sociedad moderna no caben más ese tipo de relaciones de poder. ¿Qué hacen dos tiempos históricos conviviendo en uno solo, el actual? ¿Para qué lo pone el autor? Tal vez lo que se quiere es mostrar que la esclavitud es propia de un sistema que cosifica, y en el que no se revisen las relaciones humanas como fundamento de la razón.

El camino así mismo, tiene tanto un lugar desde el que se arriba como desde el que se parte o continúa hacia algún otro lugar. Es decir, hay una continuación o un destino que por razones que se desconoce tampoco es tomado por ninguno de los personajes que intervienen en la acción dramática. Es así que hay una permanencia en el mismo lugar pero con la idea latente de existe la posibilidad de avanzar hacia otro sitio. De otra parte se habla de un solo camino; por lo que obviamente es imposible la posibilidad de opcionar.  Caben algunas preguntas que se desprenden de esta situación, por ejemplo: ¿Estamos abocados irremediablemente a una sola direccióno mirada? ¿Tenemos que vivir en una búsqueda sin fin? ¿Qué estamos esperando que llegue? ¿Por qué aceptamos un camino dado y no construimos el nuestro? ¿Quién construyó ese camino?

Pareciera que se cuenta la historia de la humanidad que ha ido construyendo sus opciones.  Que para el momento en el que el autor escribiera la obra el planteamiento pareciera hacer referencia al gran proyecto de modernidad de la cultura occidental, que como todo modelo topa tarde o temprano sus propias contradicciones. En este sentido la imagen del camino como cosa nos muestra un mundo de sentidos y formas posibles de interpretación escénica.

Tenemos también la imagen de un paisaje desolado y cuya única presencia la constituye un árbol maltrecho. Y que dentro de la misma dinámica de análisis de crear un mudo a partir de esta idea de utensilio y de cotidianidad que ha devorado el mundo encerrado en este nos muestra sin embargo una verdad.

La desolación y el árbol podrían ser vistos  acaso como una metáfora del sentir de los personajes que se encuentran en un estado tan desolado como aquel paisaje en el que se mueven. También cabría la posibilidad de sugerir una visión premonitoria de las consecuencias de haber sometido a la naturaleza, tratándola como a una cosa de la que hay que sacar provecho de forma indiscriminada.

Para terminar el análisis de Esperando a Godot con otro punto de vista importante que refiera a la obra tanto como al público el presente ensayo,se pretende hacer referencia a la idea de Industria cultural de Adorno y Horkeimer.  Por lo que se hace necesario mencionar otro eje a tener en cuenta para el trabajo escénico: el temporal. Que en el tratamiento argumental de una historia a contarse marca cambios importantes en el devenir de sucesos y acontecimientos. Los mismos que para el lenguaje teatral son el punto fundamental en el que reside la actitud del personaje, por lo tanto del actor y director que son los que harán recaer su punto de vista como creadores involucrados en la construcción de los sentidos de la acción.

El conjunto de lenguajes referidos al inicio del ensayo cobran forma y sentidos por efecto de la herramienta fundamental que tiene el teatro para su manifestación: la acción. Es decir que ésta se convierte en el elemento estructurante de dichos lenguajes que serán empleados por los personajes en la elaboración de los discursos paralelos que nacen y conviven en un mismo tiempo y lugar. Esta función aglutinadora de significados y también de significantes que tiene la acción, le coloca en un lugar de importancia enorme pues es a la vez herramienta y terreno de creación. Siendo esta un punto de partida en la elaboración de sentidos, se requiere especial atención al plantearla ya que como he mencionado,  opera de forma paralela  en los ejes temporal y espacial, por lo que entra en un mundo de presupuestos diversos dependiendo de cómo se los estructure. La modificación de un elemento en el planteamiento va a generar cambios de fondo y de forma. Es decir que al variar uno de los lenguajes que intervienen en la acción, el significante se modificará de forma más o menos sutil o radical, lo que cambia igualmente el significado y la diversidad de matices que este puede tener, hasta llegar incluso a la coexistencia de presupuestos completamente opuestos.

La construcción de un personaje en cuanto discurso de acciones es concreta en su elaboración y conlleva implicaciones profundas sin necesidad de pretender trascendentalidad; habla de lo objetivo y de lo abstracto a la vez; aglutina lo verbal así como lo no verbal; requiere estar en el presente para su ejecución; es vital y no racional; se corresponde a un mundo de relaciones que se determinan entre sí. Es en fin un relato cuyo proceso de creación tiene sentido solo si está presente en la práctica como punto de partida y de llegada. Que no excluye procesos cognitivos racionales pero que tampoco los prioriza.

Ahora bien, este discurso de acciones presente en el arte dramático nos da la oportunidad de entender la mirada y el direccionamiento tanto implícita como explícitamente de los creadores, como de los personajes creados. Pero también nos brinda el terreno propicio para establecer un espacio de experimentación en el que se prueben cambios que repercutan en las concepciones propuestas. Esto quiere decir que el accionar puede tener un carácter consciente o inconsciente al ser concebido. Por este presupuesto se hace evidente que el artista escénico puede gozar de la libertad necesaria para crear de manera consciente ya que puede acceder a la capacidad de decisión. Por lo que la acción se convierte en la forma de escritura que posee su propia estructura. De esto se derivan las temáticas y los lenguajes usados por productores de discursos teatrales que simplemente se adscriben al sistema o de aquellos que han decidido no hacerlo y repensar su lugar y opciones.

Si bien es cierto se está tomando el concepto de acción de un arte específico como  el teatro, también lo es el hecho de que éste se lo toma de la realidad del ser humano en el  que se realiza acciones como parte de un proceso experiencial de la vida cotidiana. Es la manifestación concreta de su subjetividad que devela en el plano de lo objetivo al sujeto respecto de su entorno.

Desde el punto de vista de las acciones fundamentales  de los personajes: esperar en el caso de los vagabundos, ordenar  obedecer en el amo y el esclavo. Se podría anotar que la obra de Beckett no hace concesiones con el público. En este sentido y como menciona Adorno en cuanto al concepto de industria cultural, la obra no cae en efectos o en la búsqueda de algún tipo de placer con el que se pretenda formatear a los individuos hacia alguna idea asociada con el consumo.

Al parecer la obra pretende a través de estas acciones reiteradas de una espera sin fin recordar al espectador que existe y que la evasión de este tema es parte del absurdo. Por otro lado el sometimiento al esclavo ejercido como acción permanente por parte del amo como una forma de no correspondencia histórica en la narración de la trama no puede permitir que el espectador permanezca en un estado pasivo sino más bien en un tratar de encontrar las asociaciones que hagan algún sentido con su propia comprensión del mundo.

Claro que las acciones fundamentales que realizan los personajes serán un universo de múltiples significados dependiendo de las acciones que las acompañan y que son por decirlo de alguna forma, secundarias; y por supuesto de la interpretación que actores y el director hagan de cada momento en el discurso escénico.

Se hace necesario recalcar que la repetición de una acción en distintos contextos se puede convertir en creador de nuevos significados que obliguen al espectador a ir más allá del solo deseo de consumir valores estéticos sin percatarse de lo que se encuentra operando en dicho proceso.

Del presente análisis de la obra de Beckett puede deducirse que intentar la puesta en escena podría constituirse en acto vigente y transgresor de los valores que el sistema continúa imponiendo desde todo su aparataje y poder.

 

BIBLIOGRAFÍA:

 

  • Fajardo, Carlos.  Estéticas y sensibilidades posmodernas. Editorial Pandora 2005. México
  • Danto, Arthur.  La transfiguración del lugar común. Paidós 2002. España 
  • Danto, Arthur.  El abuso de la belleza. Paidós 2005. España
  • Huberman,Didi.Ante el tiempo. Adriana Hidalgo Editora 2008. Argentina
  • Ranciere Jaques,Sobre políticas estéticas, Museu d Arte Contemporani de Barcelona y Servie de Publicacions de la Universitat Autónoma de Brcelona
  • Bauman,Sygmun.El arte líquido. Sequitor 2007. España

 ESPERANDO A GODOT, EL PRIMER ENCUENTRO

Diana Salomé Benalcázar Astudillo

 

El trauma post guerra ha engendrado, tanto en la filosofía como en las artes, obras de de naturaleza  compleja que  encarnan la impotencia. Es así como, esta obra lleva dentro de sí el dolor de la humanidad entera. Cuando vemos a Estragón y Vladimir,  no vemos sino a dos seres en una crisis profunda en todos los sentidos posibles. Beckett además nos muestra que la relación de poder, encarnada en Pozzo y Lucky,  es dependiente  y peligrosa para ambos integrantes. A demás, el tema de la espera es crucial y transversal, en él se evidencian las bases existencialistas de la obra; ¿Acaso nuestra existencia no es más que esperar?, ¿Es que lo que nos detiene es en realidad una idea ambigua que drena nuestra libertad?, ¿Cuán absurdo es vivir en un mundo en el que no pedimos nacer? Parece que, gran parte de los sufrimientos que nos aquejan están aferrados a nuestra mente y, así mismo, se han vuelto un tumor en el imaginario de todos los que llevamos a cuestas paradigmas que han llevado a la humanidad a la depresión.

Lo cierto es que este clásico del teatro,  además de la riqueza filosófica y social que maneja, es una obra de infinitas posibilidades artísticas al momento de vivirla en escena. El Teatro de lo absurdo puede ser un pedazo de sueño de una mente confundida, un  conjunto de insensateces de la humanidad entera, la encarnación de paradigmas añejados o simplemente hechos fundamentales de la vida de un individuo. Por esta diversidad el juego de posibilidades a nivel de montaje, es infinito. La creación puede ir desde la ruptura de espacios y ritmos hasta la ruptura de personajes.

 

Esperando a Godot abre caminos a pensar en la condición humana y de esta manera en los pretextos y grupos humanos que se van creando, madurando y pudriendo a lo largo de los tiempos. Nos hace pensar en el porqué de nuestra existencia y los límites humanos.

Los seres humanos buscamos la felicidad en medio de lo absurdo que puede ser vivir de la manera que lo hacemos. Quizá venimos a este mundo con la posibilidad de no tener que esperar nada y solo vivir sintiendo, explorando y siendo seres humanos que solo crecen naturalmente relacionándose entre y con los otros, pero siempre hay algo extraño que nos distrae de nuestra propia esencia.  La felicidad es escurridiza y a veces se muestra en formas engañosas que nos pueden encaminar a un sendero  que nos lleva lejos de ella.  Lo cierto es que al buscar vamos dibujando una poesía imprecisa  en el aire y es más fácilmente leída desde lejos.

Somos seres complejos e infinitos, incapaces de comprender lo que nos rodea o a nosotros mismos. Queramos o no, la obra en cuestión, nos lleva a pensar más allá de lo cotidiano. Cuando se habla de seres humanos tan desnudos como en esta obra, es inevitable hacernos preguntas que sabemos sin respuesta. Pero aún cuando la tentación de indagar  es grande, este caos no dejara de serlo, pues por grande que sea nuestro interés, o el trabajo que empleemos para llegar a la verdad, cada paso y cada error, serán insignificantes a lado de toda la complejidad universal. No podemos  escudriñar más allá de nuestros límites naturales porque somos  efímeros y verdaderamente  insignificantes ante lo que es real.

 Es innegable que el tema principal de la obra es la espera y de ahí parten otras formas, sentimientos, relaciones y pasiones humanas que colocan a los personajes al borde de si mismos.

 

La espera:

Esperar…

El futuro se vislumbra mejor que el pasado. El presente se escapa en sonrisas que ya no saben cómo dibujarse.  Los pies se vuelven raíces sobre la tierra. Los sentidos se oxidan y la soledad se abona. Los brazos, como ramas sollozantes, tocan tierra vagamente. Mientras tanto, las piedras hieren raíces y pies desnudos,  no piensan más en las secuelas de tan recorrido sendero. Piensan en las heridas abiertas de su cuerpo viejo que las daña tanto como al caminante y, se detienen.

¿Y qué pasa con el caminante? ¿Se ha detenido a esperar sin esperanza?

La espera de dos hombres por algo o alguien llamado Godot.  ¿Qué esperan?, ¿la muerte?, ¿a dios?, ¿qué el amor entre ellos dé frutos?, ¿despedirse?, ¿un lugar a dónde ir ?, ¿alguna clase de salvador?, ¿la felicidad?, ¿medios para una vida mejor?, ¿una persona en especial? y ¿por qué esperar y no buscar? Hasta qué punto la mejor manera de buscar es esperar y cuándo se agota.

 La esperanza y la angustia luchan incansablemente mientras se espera. La primera indica esa luz que nunca queremos que se escape, pero es tan escurridiza que es difícil conservar, la otra perfora la cordura y nos quiebra las fibras más profundas. No se puede decidir cual de las dos nos protege de la otra. Tal vez la esperanza nos protege de la angustia, pues, realmente, no queremos ver una situación crítica y guardamos esperanzas sin saber si son falsas o verdaderas. Para evitar el dolor, tal vez la angustia y el pesimismo son estrategias para no volar tan alto con alas falsas, y así evitar que la caída nos haga sufrir profundamente. Optimismo versus pesimismo. Sin embargo como seres humanos solo estamos un momento y al siguiente ya no, al igual que todo aquello que nos rodea. Pero, es absurdo incluso detenerse a pensar en el dolor, la esperanza o la desesperanza mientras el tiempo nos va matando a cada segundo.

Parece  que todo nos perteneciera  hasta que se escapa dejándonos el vacio, entonces, notamos que solo somos criaturas efímeras y frágiles que tienen muchas preguntas y escasas respuestas. Nos preguntamos  si aquello que no nos pertenece es una simple distracción para alejarnos de algo innombrable e indescriptible que sí nos corresponde. Tal vez eso es lo que esperan Estragón y Vladimir: Lo que les pertenece.

 ¿Qué esperamos de la vida? ¿lo material?, ¿lo espiritual?, ¿Lo bello?, ¿Lo sublime?, ¿Qué esperamos de nosotros mismos?

Quizá lo mejor sería no preguntarse nada, conformarse y existir sin vivir.

Vladimir y Estragón:

Estragón y Vladimir están varados en un cruce de caminos, acompañados por un sauce llorón apenas vivo que parece mostrarles su propio fin. Solo esperan a Godot.  No es la primera vez que están en el mismo lugar y en circunstancias parecidas, haciendo exactamente lo mismo. Habiendo tanta monotonía en su alrededor están al límite. Solo están acompañados de su condición humana y  es precisamente lo que se exalta, su comportamiento, sus sentimientos y sus formas particulares de alguna forma contradictorias, pero complementarias al fin y al cabo. El primero se muestra más concreto y el segundo más mental, por eso no es coincidencia que los objetos que los caracterizan sean las botas y el sombrero respectivamente. Pero más allá de su comportamiento y las características externas de los mismos me parece más interesante su tragedia particular, nacida de sus propias peculiaridades.

Vladimir es consciente de las circunstancias, de la repetición de los hechos y de alguna forma del cambio que han sufrido y lo que está viviendo. Esta consciencia es algo triste, darse cuenta sin poder avanzar es peor que no darse cuenta. También es sensible al maltrato de Pozzo y Lucky,  e incluso se atreve a reclamarlo pero no hace nada más que pueda cambiar esa relación. Vladimir es además quien incita a seguir esperando a Godot.

Ambos personajes sugieren separarse en determinado momento, tomar distintos caminos y seguir, pero están ligados el uno al otro. No se atreven a buscar nada ni a estar solos, y esa indecisión los tiene como seres a medias que solo esperan.

Los momentos que se dan en la obra son casi imposibles de desentrañar, el debate sobre la Biblia, el colgarse, el jugar a Pozzo y Lucky, etc. Todos son momentos dignos de estudio, resumen el comportamiento de grupos y seres humanos particulares. Se cuestiona la institución, La muerte y por tanto la existencia.

Estos personajes, además, son el reflejo de una época deprimida, una época done estalló el lado oscuro de Occidente, reflejan la época que engendró a su padre filosófico, el existencialismo. Estragón y Vladimir viven en cerne y hueso lo que Sartre y Camus aprecian de su época. Son el Sísifo moviendo una piedra a sabiendas de no llegar a nada; viven La Náusea, y sobretodo en el caso de Vladimir, es  esencial para el personaje ese momento vertiginoso de sensación de existencia. Experimentan también la metamorfosis de Kafka y se hallan en un lugar sin Dios y sin razón.

El texto de Godot minimiza todo lo que a adornos y máscaras se refiere, incluso usa un tiempo circular repetido, a los mismos personajes y mismas circunstancias: Esperando a Godot es una Obra sin argumento y precisamente por esa característica la humanidad se evidencia tanto. La espera, cosa que cotidianamente la pasamos por alto, se vuelve una situación límite que lleva a los personajes casi fuera de sí. En su no hacer constante, los personajes reflejan lo que seguramente han visto como seres sociales que son o alguna vez fueron, así, muestran la miseria humana al punto de querer huir.

Lo más intrigante es precisamente este límite en que se encuentran, ese potencial vacío al que podrían arrojarse, es, de hecho, el punto de partida para la creación.

 

Lucky y Pozzo:

Lucky y Pozzo son personajes móviles en esta obra. A diferencia de los “sembrados” Estragón y Vladimir, ellos entran a escena durante dos ocasiones y rompen con la cualidad de no cambiar que rodea a Estragón Y Vladimir. En principio Pozzo es mucho más fuerte que Lucky, se entrega a los placeres y maltrata a Lucky, quien, por su parte, está lastimado y cansado, además de hacer sin reproches lo que desea su amo, está literalmente atado a él. En la segunda entrada, sin embargo, Pozzo se ha quedado ciego y Lucky mudo, si Lucky cae, esta vez, Pozzo caerá también. Esta idea, da la tentación de concluir en la ceguera del poder y la muda sumisión son dinámicas que impiden el desarrollo de lo humano. Parece que si los seres humanos nos aferramos a un roll finalmente nos quebramos.

 Esta relación es compleja además por la tendencia cultural de justificar o ir a favor del que cumple el roll de dominado, quizá por eso Beckett bautiza al sirviente como Lucky (suertudo). Otra posibilidad es que su nombre nazca del nombre típico de los canes (fonéticamente Loqui). Sin embargo, aunque muy difícil de ver, por debajo de su espantosa relación,  hay una necesidad de estar juntos. Para que Pozzo exista debe existir Lucky y viceversa,  lo mismo ocurre con Estragón y Vladimir aunque en circunstancias distintas. Eso nos hace sentir que verdaderamente los demás nos crean.

De nuevo en esta  relación se cuestionan los límites humanos. No sabemos hasta qué punto somos capaces de llegar por un roll. Pozzo trata a Lucky como un animal pero eso no garantiza la superioridad de Pozzo. En su caso, al contrario de los personajes anteriores, el puede satisfacer su ego y darse ciertos lujos, pero aún así es el más preso de si mismo.

 

 Un Texto Sin Argumento y Un Siglo De Cables:

CON VEINTE HIJOS DE CRONOS Y CRISTO:

DESCRIPCIONES DEL PRIMER SIGLO DEL FUTURO.

En un siglo hijo de luces y guerras…

… Orgullosos gofos se absuelven de criar mentes desnudas y, éstas se abrigan en cajas absurdas. Bellezas de plástico enseñan locuras. Mensajeros virtuales reparten códigos que atrofian cerebros.

Bestias renegadas gobiernan infiernos,  donde un caos artificial  se vuelve coherencia. Los cables salvajes transmiten vergüenzas, tan atroces, que se suicidó la Gula, pariendo otro pecado que bautizó  Abstinencia.

Abstinencia, Progreso y Orgullo,  fueron canonizados en la gloriosa época, por mentes brillantes que perdieron barniz.

La Inocencia llora, por el atroz homicidio de su hermana Belleza, que, asesinada por cuerpos esbeltos, se desangró en imágenes que no son más que números. Y, en medio de su llanto, la inocencia fue atrapada como hereje, por los santos elevados  de este siglo del futuro. La generosidad se ha maquillado con polvos insensatos, el engaño ha comprado ropas de fortaleza  y el silencio, indignado, insulta a  los que hablan.

Y los devotos de los Santos caminamos por calles que roban el olor del aire. Miramos a otros devotos, agresivos,  reprimiendo aquello que nos hace humanos.  Escuchamos  el cadáver de  palabras que murieron antes de rebasar el alma, y se transformaron en un sonido endeble. Vemos cómo algunos viajan con  cuerpos enfermos reclamando humanos y no dioses de carne.

Pero, vivimos felices, progresamos y crecemos. O es lo que dicen las cajas absurdas.

 

Definitivamente, este texto no está escrito para salvar a los actores y a los espectadores; es un texto que hiere y cuestiona y al mismo tiempo seduce por medio de la risa. Los personajes obviamente no pueden asentarse en las circunstancias porque estas no existen.  Aparentemente, tampoco hay acontecimientos importantes que cambien a los personajes porque la acción se da en un solo día. Pero, en realidad, el texto resume el proceder humano de nuestra época, o incluso se podría decir que resume la historia de occidente. Este texto no tiene ingenuidad ni gratuidades, es abiertamente cruel y profundamente humano.

En este texto, los personajes viven esa conciencia de existir como piedras  en el camino o como el sauce seco que les acompaña.

Francamente, este texto no puede ser encasilladlo de una o de otra manera porque simplemente es demasiado amplio y complejo para entenderlo o interpretarlo únicamente con la lectura, por profunda y atenta que esta sea. Al ser una obra de infinitas explicaciones, connotaciones y lecturas, el director y los actores deben estar, por sobretodo, atentos a manejar el mismo código y otorgarle a la obra como propuesta escénica un discurso coherente y especial que se vaya develando a su manera dentro de la propuesta estética.

Sabemos que el texto es el primer contacto que se tiene con la obra, pero cada texto es distinto y por eso su tratamiento es distinto.  En textos de esta naturaleza en los que se  abre un mar de posibilidades el trabajo tanto teórico como práctico debe estar bien sustentado entre sí. Hay cosas que comprenden mejor desde el texto a nivel de lectura, pero hay otras que no se pueden divisar  hasta que se pruebe una puesta en escena.

Las ideas y complejidades  que este texto abre difícilmente pueden ser escritas en su totalidad, pues la palabra es muy limitada y no puede describir las profundidades de una creación. Verdaderamente, esta es una obra infinita.

Las grandes culturas antiguas  abstrajeron  aquello inalcanzable por los seres humanos y le pusieron un código o una forma para hacer más la vida menos aterradora, pero en esta obra se revela que esas formas se muestran endebles e irreales, por tanto más cercanas a la verdad. Esta es una obra sin Dios, una obra de desamparo y del infierno terrenal. La crisis humana post guerra, la debilidad de un sistema y economías que se presumían fuertes; el ocaso de ideas positivistas y cimentadas en una realidad tecnológica y alejada de la naturaleza, entran en una crisis que presumía un quiebre para la sociedad y seres humanos de entonces,  sin embargo, ese trauma no sólo estalló entonces, sino que causó una implosión  en las profundidades psicológicas que engendraron el bastardo que es nuestro siglo. Por tal motivo, puede que se sientan lejanos los más de cincuenta años que nos alejan de la obra, pero en realidad casi podemos respirarlos en un pedazo de soledad y desolación. Por eso la obra no es tan lejana, de hecho, el tiempo, ha hecho que los temas de ésta se inflamen en un tiempo tan caótico como inhumanamente ordenado.

Con este antecedente, el siglo XXI impide que dialoguemos con nosotros mismos, nos hace ver la violencia como algo normal  y nos vuelve insensibles aunque nuestras emociones no tengan sosiego. Godot tampoco es para sosegar, aunque el texto muestre a personajes varados, el mismo hiere al receptor nos vuelve responsables de la incapacidad de moverse. Esta obra es, entonces, un medio para defendernos de esta sensibilidad paralizada y reencontrarnos como seres humanos.

 

BIBLIOGRAFÍA:

 

BECKETT, Samuel, Esperando a Godot, Editorial Fábula Tusquets, Barcelona-España,  2ª edición, 1998, pp: 155

CAMUS, Albert, El mito de Sísifo, Alianza Editorial,  Madrid-España, primera edición 1981, nueva traducción 1999, pp179

CRUZ, María Elena, Lo bello en Hegel, Texto inédito, Quito-Ecuador, pp: 6

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